miércoles, 28 de septiembre de 2011

Nube y Chess (difusión)

Aquí os traigo a dos preciosidades que necesitan un hogar. Nube es un cachorrito de seis meses hijo de Camy, una dálmata a la que su dueño iba a matar porque estaba embarazada. Unas personas maravillosas salvaron a esa perrita y la acogieron. En el largo parto nacieron Nube y sus nueve hermanitos. Tuve la suerte de estar presente. Todos han encontrado hogar, incluida Camy. Todos menos Nube. Si queréis formar parte de esta emocionante historia y disfrutar de los abrazos que le encanta dar, poneos en contacto conmigo a través de este blog o con el formulario de mi página web (www.enriquecortes.com). También podéis llamar directamente al 651192602.

Y este es Chess, un gatito recogido de la calle por los miembros de la asociación Dejan huella. Acaba de ser operado gracias a varias personas que lo apadrinamos, pero necesita que alguien lo acoja en su casa y le dé un buen sitio donde vivir. Es muy manso y le encanta rozarse con la gente. En este caso podéis poneros en contacto conmigo o directamente con la asociación en dejanhuella@gmail.com.

Ayudar a los demás es hacer que la vida merezca la pena. Quien cambia la vida de un necesitado y le da un hogar, hace que la Tierra se estremezca de felicidad. Para esas personas, mi respeto y mi afecto infinito.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Comandos gatunos

No son todas las noches. A veces nos vence el cansancio, la pereza o la cantidad de trabajo acumulado. Llevamos sacos de pienso comprados en el Mercadona o el Carrefour y botellas de agua. Nos duran poco (hay tantos por alimentar).

Nos acercamos despacio, con miedo a asustarlos y que alguno salga corriendo para la carretera. Y siempre pensamos lo mismo: Ojalá pudiéramos localizar a todas las colonias felinas, alimentarlas, desparasitarlas y llevar un control de vacunado y esterilización. Ojalá los de arriba ayudaran. Es al contrario. Alguna vez ha habido multa (incomprensible hasta casi discutir con el agente). No importa. Se vuelve a salir. Ellos no comen sólo una vez. Lo hacen cada día, como nosotros. Les dejamos los recipientes: un táper, la base recortada de una garrafa de agua o, si no hay otra cosa, una hoja del Semanal. Entonces miramos cómo se acercan y comen (ya nos conocen, aunque la vida les ha enseñado a desconfiar del humano). Enseguida nos vamos. No queremos molestar. Les decimos adiós. Marchamos con la sensación de haber hecho algo grande. Estamos hinchados de satisfacción. Esta noche comen gracias a nosotros, gracias a todas aquellas personas que salen a dejarles comida. Tal vez un día el mundo entero deje de imitar a la basurilla de los programas de cotilleo y aprenda la lección de esas señoras mayores que vagan por la ciudad al anochecer en busca de la vida que sobrevive en la ciudad. A menudo sonreímos al ver que alguien más ha dejado comida. Casi nunca nos conocemos entre nosotros, pero nos queremos y admiramos. Pocos, pero grandes. Los comandos gatunos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Orgullo zamorano

Hace unos días publiqué una entrada en la que reconocí sentirme avergonzado por la celebración de unas novilladas en mi tierra. Ahora publico esta fotografía porque, por fortuna, también hay gente que me hace sentir justo lo contrario.

El sábado pasado os concentrasteis contra el Toro de la Vega. Lo hicisteis sin miedo, con valentía y de forma pacífica, demostrando ese respeto y civismo que no conocen los asesinos de toros. La policía llegó para pediros los carnés. Supongo que muchos políticos tiemblan ante la gente comprometida que defiende en la calle sus ideas. Tiemblan porque saben que sois capaces de cambiar las cosas. Lamento que la distancia me haya impedido estar ahí, pero desde Córdoba os envío mi agradecimiento. Gracias por hacerme sentir orgulloso.

domingo, 18 de septiembre de 2011

El dolor del animalista

Sucede a veces y puede llegar de improviso. De pronto te sientes abrumado, superado por todo ese sufrimiento que eres incapaz de remediar. Piensas en todos los seres vivos a los que no podrás ayudar, los gatos que no conseguirás alimentar, los perros abandonados para los que no encontrarás cobijo, las gallinas hacinadas y los cerdos sacrificados en naves industriales para satisfacer los gustos gastronómicos del todopoderoso humano, los animales salvajes domados a base de palos y palizas en los "circos de la fantasía y la ilusión". Te sientes incapaz, limitado, incomprendido por la mayoría y, a menudo, solo.

Únicamente puedo deciros que en esos momentos de tristeza recordéis una cosa. Una verdad de belleza suprema que jamás comprenderán los que viven centrados en sus necesidades: su coche, su casa, su cuenta bancaria, su apetito voraz, su sexo... Recordad, animalistas, que cuando cuidéis de la vida, la Tierra entera os estará mirando. Formamos parte de un todo, una corriente de vida que nos recorre. Cuando ayudáis a esa vida en cualquiera de sus formas, la Tierra misma se estremece como quien recibe una caricia de cariño. Y todo ese amor que dais se reunirá para esperaros cuando dejéis vuestra forma humana y os unáis de nuevo a la corriente vital. Los gatos a los que salvasteis y aquellos cuya vida expiró en vuestras manos, los animales que no comisteis, los toros por cuyos derechos os manifestasteis... todo ese amor os recibirá un día con el abrazo más dulce porque, como dijo el sabio, aquel que ama no puede tener miedo a la muerte.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

El movimiento se demuestra andando

Y el compromiso, dando. Puedes entregar tu tiempo, tu dinero, tus ganas, pero siempre se trata de dar algo a cambio sólo de la satisfacción de que esa causa salga adelante. Sin esperar beneficios económicos. Por eso, desde mi punto de vista, el gran escollo que encuentra el compromiso es el egoísmo humano. Vivimos centrados en nosotros mismos y en nuestra desenfrenada búsqueda de la felicidad según el sistema que nos venden por la tele (compra, consume, gasta y serás feliz), cuando la solución es mucho más simple. Ayuda y serás ayudado. Cuida del mundo y el mundo te cuidará. Eso es lo que creo que todos deberíamos comprometernos con una causa justa que haga del mundo un sitio mejor. Yo elegí, entre otras, el animalismo, pero hay muchas más. Estoy convencido de que lo que das al mundo, el mundo te lo devuelve. Lo veo a diario en mi vida.

Hace poco tuve la fortuna de ganar el 9º concurso literario El coloquio de los perros con un relato titulado Córdoba, 1514. El relato está disponible para descargar de forma gratuita en mi página (www.enriquecortes.com, sección Otros escritos). El premio, una alegría para mí, incluía la entrega de 400 euros y un trofeo durante un acto en Montilla, sede de la asociación convocante del certamen. Decidí buscar una asociación de defensa animal en Montilla para donarle los 400 euros. Así entré en contacto con las maravillosas integrantes de Dejan huella y me pareció además buena idea cederles parte de mi intervención en la recogida del premio para que pudieran explicar su situación y necesidades.

He escrito este post por si a alguien le sirve de ayuda, porque puedo aseguraros que la satisfacción personal de ayudar así a alguien necesitado no me la habría podido dar ningún objeto que hubiese comprado con esos 400 euros. El camino de la felicidad no está en la tele, sino en los demás. Sólo hace falta vencer nuestro egoísmo.

En la entrega del premio, acompañado por una estupenda representación de Dejan huella

martes, 13 de septiembre de 2011

Hay que ser gilipollas...

Perdón, pero esta es la frase que ha venido a mi mente esta mañana, cuando me he levantado y he leído un artículo en El Mundo, versión digital. Pongo el enlace, por si alguien no se cree del todo las imbecilidades que voy a citar de la escritora y periodista Cristina Fallarás.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/ellas/2011/09/14/la-hora-de-los-perros.html

Ahí va un extracto:
La hora del cole coincide con la hora de los perros, qué se le va a hacer. Salgo de casa a las 8.30 con el café reciente, y me la cruzo. Es una mujer joven, alta y espigada que camina sabiendo que parece una actriz italiana de cuando la Mangano, o queriendo parecerlo. Vestido negro con escote en uve, unos zapatos quizás algo altos para la hora y el pelo en un recogido de verdad casual. Con la mano izquierda sujeta la correa de su labrador rubio, un bonito ejemplar que tira de ella sin furia. Lleva la derecha graciosamente alzada. Sostiene con esa mano una bolsita transparente en la que se mecen, oh, las heces de su perro. Es evidente que a ella, y supongo que a la mayoría de la población, le parece normal agacharse, agarrar la caca de su animal con la mano y pasearla hasta la papelera más cercana. ¿Y qué es lo que hace que a esa mujer le resulte normal semejante guarrería? El hecho de que le han dicho que es así como se comporta una persona cívica. ¿Y qué hace que la gente no se vuelva a su paso ante tal marranada? Lo mismo. Podrían haber inventado cualquier otro sistema para que los restos animales no poblaran nuestras aceras, pero a alguien se le ocurrió que lo mejor era que el ciudadano lo recogiera con la mano y cundió el mensaje. Eso tiene difícil vuelta atrás, porque el ciudadano de bien necesita saber cómo hacer las cosas, cómo debe hacerlas todo el mundo, y entonces proceder. Todo el mundo. Nos acostumbramos pronto al absurdo. Para ello, basta la mayoría.

Hay que ser gilipollas... ¡Perdón! Lo he vuelto a hacer. ¿Cómo es posible que alguien se atreva a despreciar así una actitud tan cívica? Somos miles en España los que tenemos la suerte de convivir con un perro y nos preocupamos por su bienestar e higiene. Es inevitable preguntarse cómo a una persona que demuestra tal desprecio hacia la educación le dejan escribir en un medio que pretende pasar por serio. Quiero creer que en realidad no piensa lo que escribe, que únicamente busca llamar la atención y ser una polémica famosilla, cosa que atrae a algunos escritorcetes que desean hacer de su cara un icono de la modernidad intelectual.

Por otro lado, veo esta fotografía tan maternal (que ella misma ha colgado en Internet) y me pregunto si es ella quien limpia las mierdas de sus hijos o le da tanto asquito que contrata a alguien para que lo haga. En fin... Hay que ser gilipollas... ¡Perdón!

El rostro del asesino

Hoy ha muerto un amigo. Los que lo criaron lo llamaron Afligido, quizá porque sabían que había nacido para ser torturado. Era un toro inocente y lo mataron esta mañana en Tordesillas. Su asesino le clavó una lanza en el cuerpo, desgarrándole la carne y las entrañas para verlo después agonizar durante treinta minutos. Aún vivo, hundieron en su cuerpo el metal de la navaja mientras orgullosos padres mostraban a sus hijos lo valientes que son en Tordesillas.

El asesino declaró orgulloso: "Me siento como Cristiano Ronaldo". Así de feliz estaba. Se llama Óscar Bartolomé Hernández y aquí tenéis su foto. La pongo para que sepáis la degradación a la que llega el ser humano. Si lo conocéis, os animo a que le llaméis a la cara lo que es: ASESINO. Viéndote, me avergüenzo de ser persona, asesino. Y me avergüenzo de que tu apodo sea Zamorano. Yo sí soy zamorano y me das asco. Ojalá nunca hubieras existido. Ojalá el destino te borre un día para siempre y sólo repita tu nombre cuando esta barbarie del Toro de la Vega haya sido prohibida y les cuente a mis nietos que en 2011 Tordesillas aplaudió a un asesino.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Protaurinos y antitaurinos

Hoy me he levantado con ganas de inaugurar. Si fuera consejero de la Junta, habría hecho una llamada pidiendo que pusieran el primer ladrillo de algo, cualquier cosa (carretera, colegio, puente, centro de interpretación...), aunque no fuera a funcionar hasta dentro de diez años. Pero el caso es que soy escritor y animalista, así que he decidido inaugurar una lista que podéis ver en la parte derecha del blog donde iré añadiendo personajes famosos que apoyan y rechazan las corridas de toros, especialmente del mundo artístico.

A mí, personalmente, no me vale que una cancioncilla me guste o que un libro esté bien. Necesito saber qué hay detrás del artista, conocer la base, mucho más si al adquirir una de sus obras o ir a uno de sus conciertos estoy engrosando su cuenta bancaria. Fue así como decidí no comprar ni un solo disco más de Joaquín Sabina. Su música me gusta (al menos lo hacía hasta Pájaros de Portugal), pero no voy a subvencionar sus entradas a los toros. No con mi dinero.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Por una muerte digna

Hace un par de meses, poco antes de las vacaciones, iba una mañana hacia el instituto cuando vi cómo un grupo de muchachas que caminaban delante de mí miraban a la acera con gesto de asco y se apartaban para seguir su camino. Supe rápidamente lo que iba a encontrar: el cuerpo de un pobre pajarito que no había superado la prueba de la vida. Llevaría allí horas muerto y nadie se había parado a recogerlo. Ni siquiera esas niñas, que seguramente llevan años oyendo hablar de sus derechos como niños humanos, de la tolerancia, del consenso y todo eso. Dejaron allí a la pobre cría pudriéndose al sol. No me llevó más de veinte segundos sacar un pañuelo, recogerlo y dejar su cuerpecito en una papelera. Ojalá hubiera podido enterrarlo al pie de un rosal, pero al menos no mancillé su dignidad como ser vivo que fue.

En este post no voy a hablar de alimentación, veganismo o conciencia antitaurina. Quiero hacer una llamada a la muerte digna de los animales fallecidos en la calle. Todos vemos casos de forma habitual. Son muchos los perros, gatos o conejos atropellados en los más de 700.000 kilómetros de carreteras de nuestro país. También los pájaros que caen de los nidos.

La vida es un valor fundamental en todas sus formas. Y toda la vida, por compleja que sea, llega en un cierto momento a su extinción. Dos millones de especies habitan nuestro planeta, una biodiversidad de belleza indescriptible que una y otra vez se renueva. Mueren las aves, mueren los mamíferos, mueren los peces... e incluso nosotros morimos, aunque pasemos la mayor parte de nuestra vida creyéndonos eternos.

Por favor, si encontráis un animal herido en la calle o en la carretera, tratad de ayudarle y, si ya ha fallecido, recogedlo para que pueda tener una muerte digna. La vida que habitó en ese animal, unida de nuevo a la corriente vital que alimenta el mundo, os devolverá un día el favor.

martes, 6 de septiembre de 2011

¿Jóvenes no comprometidos?


Y todavía hay quien dice que los jóvenes de hoy no se comprometen con nada... Aquí dejo el enlace a un excelente artículo aparecido en el periódico La Opinión de Zamora. Su autor es Enrique Nafría, un joven comprometido con la causa animalista que expresa el total rechazo de gran parte de la población ciudadana a las corridas de toros organizadas en la ciudad. En su texto responde al concejal popular Víctor López, que ha decidido subvencionar desde el Ayuntamiento esta matanza argumentando que los antitaurinos son (somos) sólo una minoría. Gracias a Enrique y a todos los miembros de DAZ (Defensa Animal Zamora) por su labor. Aunque el destino y la necesidad de ganarme el pan me han traído a estas hermosas tierras cordobesas, espero poder seros de alguna ayuda en la distancia.